La dieta mediterránea, esa perla de nuestra cultura que nos ayuda a promocionar muchos de nuestros productos en el extranjero, la misma que no hemos sido capaces de respetar ni nosotros mismos en muchas ocasiones, es a veces más un comodín en la boca de muchos que un hábito de alimentación concreto. Quiero decir con esto que todos tenemos en la mente y utilizamos habitualmente los términos “dieta mediterránea” o “cocina mediterránea”; sin embargo, no todos tenemos absolutamente claro a qué se refieren exactamente, ni los ponemos en práctica de forma decidida.