La naranja es un cítrico que procede del lejano Oriente, en el siglo XX se descubrieron las virtudes de la vitamina C, observaron que era un remedio excelente para el escorbuto, enfermedad que sufrían los marineros, debido a falta de vitaminas y que se caracterizada por la debilidad general. Algunas décadas han pasado desde este hallazgo, y hoy en día esta fruta, que cruzó los mares del océano índico, es indispensable cuando las bajas temperaturas empiezan a arreciar. La naranja es una fuente de riqueza y nos proporciona un sinfín de vitaminas necesarias para nuestra salud, fortalece las defensas generales de nuestro organismo, mejora la cicatrización de heridas, alivia las encías sangrantes, es excelente para combatir problemas circulatorios, y su consumo resulta realmente positivo para los diabéticos tipo 1, ya que el consumo de una naranja previene una hipoglucemia. Además, para otorgarla aún más meritos, El Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos atribuye al consumo de zumos de naranja la reducción de cánceres de estómago, en los últimos años en este país. Su aporte calórico apenas se aprecia, en una pieza contiene tan sólo 70 calorías, y su consumo facilita la metabolización de las grasas y reduce los niveles de colesterol.